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Peeling, significa exfoliación o descamación, consiste en utilizar sustancias químicas sobre la piel, que actúan a diferentes profundidades con el fin de eliminar imperfecciones, favorecer un color uniforme y renovar las capas de la piel. Este procedimiento sirve para mejorar los signos de envejecimiento y daño causado por el sol como son:
• Piel opaca
• Pigmentación irregular de la piel: lentigos solares, melasma, etc.
• Arrugas
• Lesiones precancerosas (queratosis actínicas)
Así mismo se pueden mejorar las cicatrices causadas por el acné y es coadyuvante en el tratamiento de enfermedades de la piel como acné y rosácea.
Existen diferentes sustancias utilizadas para realizar peelings, que pueden penetrar las diferentes capas de la piel realizando una exfoliación y renovación superficial, media o profunda. Según el daño de la piel se elige la sustancia a utilizar.
Normalmente se utilizan diferentes ácidos (glicólico, salicílico, mandélico, resorcina, tricloracético, fenol, retinoico, ascórbico, tranexámico, pirúvico, láctico, etc.) en función de los resultados que se busquen, del tipo de piel, del estado cutáneo, de la edad y del historial clínico.